EL HAMBRE DE LAS ARCAS PÚBLICAS HA DEVUELTO LA TASA SOBRE LOS PRODUCTOS CONTAMINANTES A LA PRIMERA LÍNEA DE FUEGO. LOS EXPERTOS ABOGAN POR SU APLICACIÓN AL TRANSPORTE Y LA EDIFICACIÓN.

La introducción de un impuesto que grave el consumo de dióxido de carbono (CO2) es una vieja guerra para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El método es sencillo: los productos más contaminantes o los que generan más polución durante su fabricación, tienen una tasa superior al resto. La consecuencia es que el consumidor escoge otros artículos alternativos que tienen menor incidencia medioambiental y un precio inferior.

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Fuente: Expansión (21/05/2010)

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La introducción de un impuesto que grave el consumo de dióxido de carbono

(CO2) es una vieja guerra para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El método es sencillo: los productos más contaminantes o los que generan más polución durante su fabricación, tienen una tasa superior al resto. La consecuencia es que el consumidor escoge otros artículos alternativos que tienen menor incidencia medioambiental y un precio inferior.