Limpiar los bosques durante el año y emplear los residuos obtenidos para generar energía, entre otros fines, privaría a los fuegos de una gran cantidad de combustible en el verano.

Aunque este año no está siendo uno de los más agresivos en cuanto a lo que a incendios se refiere, entre otras cosas, por las suaves temperaturas que ha habido a lo largo del verano, hay que seguir tomando medidas para evitar que los virulentos focos que se desencadenan en los meses más calurosos del año devoren la masa boscosa del país. De hecho, un 70 por ciento de los incendios en España podrían reducirse con el aprovechamiento de la biomasa, ya que los montes acumulan a lo largo del año tal cantidad de residuos forestales que estos sirven luego de combustible a los fuegos.

Así lo explicó ayer el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Carlos del Álamo, al aludir a los datos que sobre este tema publicó hace unos días la empresa maderera-forestal ENCE en el estudio El valor de la Biomasa Forestal, en colaboración de Boston Consulting Group. Del Álamo defendió el aprovechamiento de estos restos de madera, ya que, asegura, en los montes de España crecen 45 millones de metros cúbicos de madera al año y «solo se aprovecha la tercera parte (15 millones)».

De esta forma, explicó, 30 millones por metro cúbico solo de madera -no de matorrales- se acumulan año tras año y «pasa lo que todos sabemos, da lugar a grandes incendios y grandes catástrofes». y es que la falta de limpieza de estas zonas verdes lleva en muchos casos a un desenlace fatal.

Es por ello, añadió, que la mayor actividad incendiaria se produce en el noreste de España y otras áreas como Levante o Andalucía; zonas en las que se podrían prevenir estas catástrofes si «se hiciera rentable el monte».

Una de las principales formas de conseguirlo es por medio de la biomasa, la cuál, explica el decano, no solo se debe tener en cuenta como energía renovable sino también como un sistema de rentabilizar el monte por medio del desarrollo forestal, lo que conllevaría la generación de empleo y ahorro económico. Sin embargo, a pesar de estos beneficios, España únicamente ha ejecutado un nueve por ciento de la potencia de generación de energía con biomasa prevista para este año y, aunque existen varios proyectos, apenas hay plantas que trabajen con ella.

Otro escollo hace referencia al abastecimiento de esta materia prima, ya que el plazo para amortizar las inversiones es largo -unos 15 o 20 años- y durante ese tiempo hay que garantizar el suministro a la planta, lo cuál se consigue por medio de convenios o contratos con propietarios de montes, públicos o privados, o por los cultivos forestales energéticos.

Carlos del Álamo lamentó que la solución encontrada haya sido justo la contraria, la disminución del objetivo de 2.039 megavatios para la biomasa a 1.187 porque considera que el problema de exceso de biomasa seguirá existiendo y que «hay que encauzar esa energía que se pierde cada año en los incendios».

Además, explicó que en España se distingue entre biomasa forestal y biomasa residual, y defiende que hay que abandonar esta distinción. Al fin y al cabo, añadió, ambas formas de energía son el mismo recurso neutro y renovable, que se vuelve a generar, y su uso podría suponer un ahorro de millones de toneladas de emisiones de CO2 al medio ambiente.

23/08/2010

Fuente: eladelantadodesegovia.es